Quedarnos sin historias es cosa seria, de partida hace desabrido el presente. Scherezade, no salva su vida por la sola fascinación erótica, sino por su inteligencia y diálogo astuto .....
Hay experiencias de lo colectivo realizadas gracias a la articulación de un relato. Esto es importante porque en un tiempo de individuación, el diálogo interpersonal razonado, puede transformarse en una experiencia simbólica o ritual de pertenencia. Podemos sencillamente partir por preguntarnos a qué relato pertenecemos. ¿Cuál es el relato de nuestra génesis? ¿Hay un relato hoy, fundacional de la comunidad chilena?
Quiero hablar de la construcción social de sentidos compartidos, más allá incluso de los puros relatos.
Sigue yendo gente a José Domingo Cañas una vez por semana, ¿te acuerdas de allá? .... Prenden velitas. Lo hacen cada Miércoles desde hace años. Allí existió una casa de tortura, desde la cual más de 40 luchadores sociales fueron hechos desaparecer.
Mirar a la conocida psiquiatra Laurita Moya agachadita prender velitas, en restos de botellas plásticas, es constatar un gesto que produce subjetividad y una subjetividad que construye espacio-tiempo societal. Les desafío a mirarla varias semanas seguidas y evitar ciertas emociones ....
Mientras me acercaba a la casa experimenté una cinta de Moebius. Para los que no saben todavía, una cinta de Moebius es una simple cinta de papel, donde el inicio y final se hacen coincidir para construir algo muy similar a la figura del infinito (o un 8). Se hace tras torcer la cinta una vez, de tal suerte, que si tu ubicas una hormiguita en un sector que consideras “afuera” y la haces caminar, muy pronto estará “adentro”, acorde a lo que tu fijaste por afuera.
La Cinta de Moebius nos llama a reflexionar que no hay afuera ni adentro o que cuando enfrenté el grupo de “lenguajeadores” –en José Domingo Cañas- me percibí respecto de ellos en una exterioridad-interioridad cálida. Tome silla aunque fuera por unos segundos ....
No fue el tema. Ellos y ella, es decir, la Laurita Moya y sus contertulios varones, estaban en círculo conversando y un rumor sabroso y expectante les constituía en una espiral, o mejor, en un agujero negro de humanidad. Contaban historias y de paso cuidaban los fuegos.
Esta vez, para mí, el relato era el meta-relato, la constitución circular y el contexto de sillas (se dan maña para llevarlas), velas, lienzos y cuerpos/seres humanos desaparecidos. El gesto de los derechos humanos era TEXTO y PRETEXTO.
No se Uds., pero a mí, este tipo de meta-relatos me habita y construye mi rasgos identitarios. Imagínense un grupo de seres humanos animados en un círculo, haciendo casi un elogio al frío de la noche ñuñoina, tejiendo rememoranza de esa vieja tradición cívica de poner un banquito afuera de tu casa para hacer barrio, copuchando y saludando a las vecinas y vecinos que pasan ..... Es otra forma de habitar la ciudad.
Este círculo es el relato que me define, no esa imagen lumpen de paisito exitoso, no esa mueca falsa, estridente y brillante del mall de turno .... Ese país lo llevo perdido.
Convoco la resiliencia residual de las gentes, esa capacidad para volver a recuperar la esencia luego de sufrir un trauma, para llenar de sillas y círculos humanos la noche todavía fría de Santiago .....
Hay experiencias de lo colectivo realizadas gracias a la articulación de un relato. Esto es importante porque en un tiempo de individuación, el diálogo interpersonal razonado, puede transformarse en una experiencia simbólica o ritual de pertenencia. Podemos sencillamente partir por preguntarnos a qué relato pertenecemos. ¿Cuál es el relato de nuestra génesis? ¿Hay un relato hoy, fundacional de la comunidad chilena?
Quiero hablar de la construcción social de sentidos compartidos, más allá incluso de los puros relatos.
Sigue yendo gente a José Domingo Cañas una vez por semana, ¿te acuerdas de allá? .... Prenden velitas. Lo hacen cada Miércoles desde hace años. Allí existió una casa de tortura, desde la cual más de 40 luchadores sociales fueron hechos desaparecer.
Mirar a la conocida psiquiatra Laurita Moya agachadita prender velitas, en restos de botellas plásticas, es constatar un gesto que produce subjetividad y una subjetividad que construye espacio-tiempo societal. Les desafío a mirarla varias semanas seguidas y evitar ciertas emociones ....
Mientras me acercaba a la casa experimenté una cinta de Moebius. Para los que no saben todavía, una cinta de Moebius es una simple cinta de papel, donde el inicio y final se hacen coincidir para construir algo muy similar a la figura del infinito (o un 8). Se hace tras torcer la cinta una vez, de tal suerte, que si tu ubicas una hormiguita en un sector que consideras “afuera” y la haces caminar, muy pronto estará “adentro”, acorde a lo que tu fijaste por afuera.
La Cinta de Moebius nos llama a reflexionar que no hay afuera ni adentro o que cuando enfrenté el grupo de “lenguajeadores” –en José Domingo Cañas- me percibí respecto de ellos en una exterioridad-interioridad cálida. Tome silla aunque fuera por unos segundos ....
No fue el tema. Ellos y ella, es decir, la Laurita Moya y sus contertulios varones, estaban en círculo conversando y un rumor sabroso y expectante les constituía en una espiral, o mejor, en un agujero negro de humanidad. Contaban historias y de paso cuidaban los fuegos.
Esta vez, para mí, el relato era el meta-relato, la constitución circular y el contexto de sillas (se dan maña para llevarlas), velas, lienzos y cuerpos/seres humanos desaparecidos. El gesto de los derechos humanos era TEXTO y PRETEXTO.
No se Uds., pero a mí, este tipo de meta-relatos me habita y construye mi rasgos identitarios. Imagínense un grupo de seres humanos animados en un círculo, haciendo casi un elogio al frío de la noche ñuñoina, tejiendo rememoranza de esa vieja tradición cívica de poner un banquito afuera de tu casa para hacer barrio, copuchando y saludando a las vecinas y vecinos que pasan ..... Es otra forma de habitar la ciudad.
Este círculo es el relato que me define, no esa imagen lumpen de paisito exitoso, no esa mueca falsa, estridente y brillante del mall de turno .... Ese país lo llevo perdido.
Convoco la resiliencia residual de las gentes, esa capacidad para volver a recuperar la esencia luego de sufrir un trauma, para llenar de sillas y círculos humanos la noche todavía fría de Santiago .....
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