Por Mariana Cantero/BarcelonaFotos: Elizabeth Maldonado
¿Cuál es tu versión de los hechos del 4 de febrero de 2006?
Yo salía de una fiesta con un grupo de gente. Juan y Alex iban en el grupo, pero yo no sabía que íbamos juntos. Yo iba a recoger a Hana, mi novia, a la estación de Arc de Triomf, porque ella llegaba con un tren de La Molina. Estábamos por Princesa y fuimos cruzando el barrio, pasamos por el Forat de la Vergonya y allí nos topamos con los cuatro agentes, que nos dijeron que no se podía pasar. Yo les pregunté por qué y me dijeron que en la fiesta no se podía entrar, entonces les aclaré que yo no quería entrar a la fiesta sino pasar por allí. En eso vi que había un agente que era el más viejo y llevaba más galones en el uniforme, entonces decidí hablar con él. Le estaba preguntando cómo pasar y mientras que estaba hablando con él recibí un golpe de porra en la cabeza. En ese momento no había pasado nada, la gente estaba en la calle tomando cerveza frente a la policía, que no hacía nada. La situación era un poco rara por eso mismo. Yo me quedé en blanco después del golpe, me agarró una amiga que venía conmigo y me ayudó a ponerme de pie. En eso escuché "corre, corre, que viene la policía" y salí corriendo. Doblé a la segunda calle a la derecha y vi que estaba solo y que dos policías me seguían. Yo estaba con una brecha en la cabeza y cuando me dijeron que pare lo hice. De hecho, pensé que no había hecho nada y que como mucho me detendrían. Ahora, después de dos años, pienso por qué paré.
¿Qué pasó después?
Me empezaron a pegar y me llevaron a un coche, donde me encontré con Álex. Él me dijo que había visto a un policía tumbado en el suelo. Eso fue lo único que supimos, hasta que después, cuando estábamos en el calabozo, la policía no paraba de repetirnos que tenían un compañero en coma y que si se moría lo íbamos a pagar nosotros. Se ensañaron especialmente con nosotros tres, los latinoamericanos. Recuerdo que dijeron "¿los sudamericanos quienes son?, métanlos antes en el furgón". Después nos llevaron a la comisaría de la Guardia urbana de Les Corts. Allí fue horrible, yo siempre estuve en el calabozo solo. Juan y Alex estaban juntos, pero yo estuve solo. Lo primero que hicieron fue sacarme todo, hasta los cordones de las zapatillas. A los cinco minutos entró uno de los urbanos que estaba antes, y en la puerta se quedaron cinco antidisturbios. El urbano que entró se puso los guantes y yo pensé que venía a darme, y que si me rebotaba entrarían los otros. Me empezó a pegar, me llamó hijo de puta, me dijo "si mi compañero muere tu sales de aquí con los pies por delante". Yo sólo le dije que no había hecho nada, pero después me quedé callado porque quería que dejara de pegarme. Me dio en el brazo con el que intentaba protegerme, en el cuerpo, por todos lados.
¿No constató nadie esas lesiones?
¿No constató nadie esas lesiones?
Sí, después entró el médico y me mandó al hospital. Casualmente, Álex y Juan también iban.
¿Pero les hicieron allí un parte de lesiones?
Sí, pero estuvimos en el médico con un policía enfrente y cuando íbamos al hospital los policías ya nos habían dicho que si les decíamos algo a los médicos nos harían algo. Entonces la verdad es que te ves en esa situación y no dices nada, estás muerto de miedo, porque están todos los policías allí, los mismos que te pegaron como diciendo "a ver si tienes cojones de decirlo". Y aunque el médico se debe haber dado cuenta, porque al preguntarnos yo sólo dije "golpes", Alex "me caí" y Juan creo que nada. Eso no fue reflejado en el parte. Después nos llevaron en un furgón, y me acuerdo perfectamente que estaban también Alfredo y Patricia. Nos trasladaron con las manos en la espalda, esposados y tirados en el suelo. Más tarde volvimos a la comisaría y después a otra de los Mossos d'Esquadra. Yo creo que allí estuvimos mucho, estás en el calabozo y no sabes ni que hora es. Nosotros pedíamos comida y me dieron un vaso de agua, pero antes de dármelo el policía lo explotó, así como para que se cayera, y un pan. En dos días comimos eso. Aparte de las palizas, por las que ya físicamente no puedes, mentalmente no entiendes nada. En esa comisaría también nos hicieron el reconocimiento fotográfico. Me pidieron que me desnudara y me preguntaron si sabía por qué estaba allí. Dije que no y me dieron un golpe. Mientras tanto, había otro chico que sacaba fotos, pero con capucha y guantes. Y yo caí al piso y me agarraron con las manos en el cuello mientras me decían "¿te duele? Qué bien, te tiene que doler". Yo estaba allí y pensé que la palmaba.
¿Y dónde están esas fotos?
Esas nunca llegaron a ningún lado, ese reconocimiento no existió. El único que consta y nos hicieron legalmente fue el del juzgado, donde no nos dejaron quitarnos la ropa. Yo llevaba una camiseta blanca debajo y una más clara encima, que estaba llena de sangre, como los pantalones. Pero me ordenaron que me la quitara, y entonces salí con la blanca, que estaba limpia. En la cara no tenía golpes, estaba marcado y tenía la nariz hinchada pero no rota. Eso sí, estuve vomitando coágulos de sangre una semana.Y los Mossos también nos sacaron fotos con los móviles personales. Cada vez que cambiaba el turno nos decían "ahora tenemos tu cara, pero esto no va a ir a archivo, es personal y si te vemos en la calle te matamos".
¿Cómo te enteraste de lo que pasaba?
No se cuánto tiempo había pasado. No había hablado con nadie. Pensaba que estaba preso por altercado público o alguna de esas cosas que te ponen cuando no saben qué ponerte y que me iban a soltar el domingo, que me tendrían el fin de semana. Pero después de un día y medio vi al abogado, que me dijo que estaban mi mamá y mis amigos fuera y que me habían acusado de intento de homicidio a un agente de la policía. En ese momento empecé a llorar, fue la primera vez que lloré. Me derrumbé y pensé: y ahora qué, ¿pago 20 años de cárcel por la cara?
No hay comentarios:
Publicar un comentario