DIGNIDAD ANTE EL TERRORISMO DE ESTADO
El 18 de enero de 1946 se produjo la matanza de la Plaza Bulnes, bajo el gobierno radical de Juan Antonio Ríos, reemplazado por su vicepresidente Alfredo Duhalde. Fue consecuencia de esa masacre, que el ministro de Obras Públicas don Eduardo Frei Montalva, renunciase a su cargo y la Falange abandonase al gobierno. Tuvieron un gesto de dignidad frente a la violencia estatal.
Tras la matanza de pobladores del 9 de marzo de 1969 en Pampa Yrigoin, Puerto Montt, el partido gobernante, la DC, agudizó su crisis y fue abandonada por su ala de izquierda: en mayo de ese año nacía un nuevo movimiento, el MAPU.
Desde el 11 de marzo de 1990 ha habido numerosos asesinatos por obra del abuso de autoridad, calificados de “ejecución ilegal”, a manos de agentes del Estado. Marco Ariel Antonioletti el 16 de noviembre de 1990, Daniel Menco el 19 de mayo de 1999 (gobernando Eduardo Frei Ruiz-Tagle), Alex Lemún baleado y muerto el 7 de noviembre de 2002, Juan Collihuín Catril en agosto de 2006,Rodrigo Cisternas el 3 de mayo de 2007, Matías Catrileo el 3 de enero de 2008, Johnny Cariqueo Yáñez en Pudahuel el 31 de marzo de 2008, Jaime Mendoza Collío el 12 de agosto del presente año. No son los únicos.
¿Cuál ha sido la respuesta de los actuales candidatos presidenciales ante el terrorismo de Estado? ¿Renunció a su cartera el Ministro del Trabajo don Jorge Arrate cuando Antonioletti fue asesinado por tiradores de élite, mandados llamar por el periodista Juan Carvajal, socialista como él? ¿Dijo algo siquiera?
Ninguno de los candidatos actuales merece nuestro respaldo. Para exigir justicia, fin a la violencia estatal contra el pueblo mapuche, cese de la represión brutal contra trabajadores, deudores hipotecarios, estudiantes, pobladores, hagamos del voto nulo un voto útil.
Útil contra la represión, útil contra la política estatal que ha traspasado la crisis del capital a los trabajadores, útil contra los que desconocen la deuda histórica al profesorado, útil contra los que hicieron de la educación un negocio. Útil contra la corrupción en todos los niveles del Estado.
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