Otro joven ha sido asesinado y Bachelet guarda silencio. Qué distinto cuando el que muere es un agente de la represión: Bachelet entonces llena las cámaras, entrega las condolencias a los familiares, hace declaraciones condenatorias. Ese doble estándar no es casual; por el contrario, refleja de cuerpo entero la voltereta política y moral de la ex luchadora, ex prisionera política y ex torturada, convertida hoy en obediente mandadera del gran capital.La mentira es la enseña de Bachelet. Habla de Pacto Social, pero se refiere al acuerdo entre las cúpulas políticas de la Concertación y la Alianza para desvirtuar los anhelos y demandas sociales.
Ayer (hace días) fue asesinado otro joven, Matias Catrileo. Su muerte ocurre menos de un año después de que fuera asesinado Rodrigo Cisternas. Con ello, el gobierno ciudadano de Bachelet ya anota dos marcas en su prontuario antipopular. Como con Rodrigo, como con Alex Lemún, como con Daniel Menco, los autores materiales son miembros de Carabineros. Como con todos ellos, los asesinos seguirán impunes.
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