22 de enero 2008
Parece que llamamos magia a los hechos de lo real que no podemos explicarnos o entender. Quizás este sea una invitación a la magia, magia colectiva y fraterna.
Los antiguos, nuestros abuelos y abuelas de todas las latitudes de la tierra así lo enseñan hablándonos de un conocimiento total y superior al de la mente al que se accede con la fuerza del corazón, ellos hablan de abrir el corazón.
Los abuelos y abuelas lacotas de la América del norte decían que tus palabras y tu cerebro expresen lo que piensa tu corazón.
Más cercano a nosotros quizás, en la selva de la Amazonia, los abuelos y las abuelas chamanes dicen que no hay sanación sino sabemos abrir el corazón.
Las modernísimas neurociencias nos explican que existe un cerebro emocional dentro e independiente de nuestro propio cerebro.
Valga este preámbulo queridos amigos y amigas para invitarlos a recogernos fraternamente y junto con la lucha legal, política, social y judicial acompañemos también a nuestra compañera Patricia Troncoso desde la tradición que enseñan los abuelos y las abuelitas que han vivido aquí antes que nosotros.
Desde el oriente y con la medicina tradicional del pueblo chino sabemos que la hora del día que corresponde al corazón es el medio día, la invitación es a tomarnos unos minutos alrededor del medio día justamente y ojala en un sitio simple pero seguro cerrar unos instantes los ojos y escuchar como nuestro corazón, a través de la respiración puede y quiere aquietarse, apaciguarse. Para ayudarlo , al exhalar podemos hacer muy suave, muy dulcemente el sonido ahhh…..totalmente aspirado y dulce, también podemos dentro de lo posible relajar un poco el cuerpo y posar solidamente las plantas de los piés sobre la tierra.
Cuando nuestro corazón así se aquiete podemos visualizar a nuestra compañera Patricia y visualizar su corazón y enviar simplemente cariño, templanza a su corazón amistad y confianza hasta sentir que tocamos su corazón y le damos fuerza y confianza.
Podemos por ejemplo imaginar, que su vitalidad y la fuerza de su corazón son como un molino de agua donde nosotros a voluntad podemos aumentar el caudal que por ahí circula.
Para nuestros abuelos cada espacio era sagrado, cada ser vivo un hermano o hermanita a veces hermanos chicos. Los árboles y el viento eran hermanos, el humo abuelo, la tierra una madre y se habrían espacios sagrados en todas las acciones de la existencia todo era sagrado y todo era sanación, del cuerpo individual o del cuerpo social, ya que ellos nos enseñan a considerarnos como un hilo más en la trama, en el tejido de la existencia.
Parece que llamamos magia a los hechos de lo real que no podemos explicarnos o entender. Quizás este sea una invitación a la magia, magia colectiva y fraterna.
Los antiguos, nuestros abuelos y abuelas de todas las latitudes de la tierra así lo enseñan hablándonos de un conocimiento total y superior al de la mente al que se accede con la fuerza del corazón, ellos hablan de abrir el corazón.
Los abuelos y abuelas lacotas de la América del norte decían que tus palabras y tu cerebro expresen lo que piensa tu corazón.
Más cercano a nosotros quizás, en la selva de la Amazonia, los abuelos y las abuelas chamanes dicen que no hay sanación sino sabemos abrir el corazón.
Las modernísimas neurociencias nos explican que existe un cerebro emocional dentro e independiente de nuestro propio cerebro.
Valga este preámbulo queridos amigos y amigas para invitarlos a recogernos fraternamente y junto con la lucha legal, política, social y judicial acompañemos también a nuestra compañera Patricia Troncoso desde la tradición que enseñan los abuelos y las abuelitas que han vivido aquí antes que nosotros.
Desde el oriente y con la medicina tradicional del pueblo chino sabemos que la hora del día que corresponde al corazón es el medio día, la invitación es a tomarnos unos minutos alrededor del medio día justamente y ojala en un sitio simple pero seguro cerrar unos instantes los ojos y escuchar como nuestro corazón, a través de la respiración puede y quiere aquietarse, apaciguarse. Para ayudarlo , al exhalar podemos hacer muy suave, muy dulcemente el sonido ahhh…..totalmente aspirado y dulce, también podemos dentro de lo posible relajar un poco el cuerpo y posar solidamente las plantas de los piés sobre la tierra.
Cuando nuestro corazón así se aquiete podemos visualizar a nuestra compañera Patricia y visualizar su corazón y enviar simplemente cariño, templanza a su corazón amistad y confianza hasta sentir que tocamos su corazón y le damos fuerza y confianza.
Podemos por ejemplo imaginar, que su vitalidad y la fuerza de su corazón son como un molino de agua donde nosotros a voluntad podemos aumentar el caudal que por ahí circula.
Para nuestros abuelos cada espacio era sagrado, cada ser vivo un hermano o hermanita a veces hermanos chicos. Los árboles y el viento eran hermanos, el humo abuelo, la tierra una madre y se habrían espacios sagrados en todas las acciones de la existencia todo era sagrado y todo era sanación, del cuerpo individual o del cuerpo social, ya que ellos nos enseñan a considerarnos como un hilo más en la trama, en el tejido de la existencia.
Parece que hoy día esto sería algo así como un arte que sane, una política que sane, leyes y reglas sociales que sanen o ayuden a sanar, una justicia que sane, movimientos sociales y políticos que nos sanen.
Siguiendo esta enseñanza antigua l y libremente para quien quiera oír, la invitación es a abrir este espacio individual y colectivo para sostener nuestra propia lucha y la de nuestra compañera Patricia también desde nuestro ser más profundo, desde donde nace la fuerza transformadora y la fuerza integradora personal y colectiva.
Con mucho aprecio por cada uno y cada una de ustedes una hermana más en la lucha.
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