Con fecha 14 de agosto, el gobierno ha informado que el Estado recuperará, mediante una permuta, la propiedad del inmueble para convertirlo en las oficinas del aún inexistente e indefinido Instituto de Derechos Humanos sobre el cual el Congreso no termina de pronunciarse. De materializarse, esta decisión significaría la tercera "borradura" de Londres 38. Guardando las proporciones, es como si Auschwitz, espacio símbolo de los crímenes contra la humanidad, hubiera sido convertido en sede del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.
El gobierno ha desperdiciado, una vez más, la oportunidad de contribuir a abrir un debate en torno al uso de este tipo de sitios históricos, ha renunciado a asumir su responsabilidad con una política de largo plazo, y no puramente reactiva, y ha desoído las propuestas y demandas planteadas al disponer una medida que sólo concitará rechazo.
Bajo el incuestionable rótulo de los "derechos humanos", las historias y las memorias relacionadas con este centro de detención, las experiencias de lucha, así como la identidad social y política de las víctimas y protagonistas de esta historia, serán desplazadas de Londres 38, al igual que las personas y agrupaciones que con su accionar han hecho visible este recinto, impidiendo que se convirtiera en un lugar en ruinas, un sitio eriazo o un condominio residencial, como ya sucedió con otros importantes centros de detención, tortura y exterminio.
Estas consideraciones deberían llevar a las autoridades a revertir esta medida, a lo menos, equivocada, evitando así una nueva "borradura" en el espacio público, de una memoria que reclama ser develada, expuesta a la mirada y a la conciencia de todos los hombres y mujeres de nuestro país .
El gobierno ha desperdiciado, una vez más, la oportunidad de contribuir a abrir un debate en torno al uso de este tipo de sitios históricos, ha renunciado a asumir su responsabilidad con una política de largo plazo, y no puramente reactiva, y ha desoído las propuestas y demandas planteadas al disponer una medida que sólo concitará rechazo.
Bajo el incuestionable rótulo de los "derechos humanos", las historias y las memorias relacionadas con este centro de detención, las experiencias de lucha, así como la identidad social y política de las víctimas y protagonistas de esta historia, serán desplazadas de Londres 38, al igual que las personas y agrupaciones que con su accionar han hecho visible este recinto, impidiendo que se convirtiera en un lugar en ruinas, un sitio eriazo o un condominio residencial, como ya sucedió con otros importantes centros de detención, tortura y exterminio.
Estas consideraciones deberían llevar a las autoridades a revertir esta medida, a lo menos, equivocada, evitando así una nueva "borradura" en el espacio público, de una memoria que reclama ser develada, expuesta a la mirada y a la conciencia de todos los hombres y mujeres de nuestro país .
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