Porque más allá del imperativo ético que debiese pulsarme desde mi profesión de ingeniero, está la ética simple, aquella que nos viene del intentar cada día “saber vivir”. No puedo vivir tranquilo si a la distancia se oprime a otro pueblo, si se avasalla un ecosistema hermano. No conozco la Patagonia, pero es que los seres humanos estamos entrelazados sutilmente y en este caso mi vínculo con la Patagonia se ha agigantado, se ha reabierto, redescubierto, se ha realzado, justamente porque decidí alzar mi voz para defenderla. Es un círculo virtuoso: yo cuido a la Patagonia y sé que sus ecosistemas me mandan sus bendiciones, en esta alianza común llena de gratitudes mutuas …. Defiendo a la Patagonia porque me defiendo a mi mismo, tengo la certeza de que si salvamos a la Patagonia estaremos dando argumentos reales para salvarnos a nosotros mismos y a nuestros hijos e hijas. Defiendo a la Patagonia porque en mi corazón resuena su lamento pero también su esperanza. No podemos existir sin la Patagonia y ella necesita de nosotros para existir libre de la prepotencia humana …. No necesito conocer la Patagonia para defenderla, porque el la fulguración original fuimos juntos: polvo de estrellas ….
Claudio Escobar Cáceres
Ingeniero Civil Eléctrico, Santiago.
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