Entrevista a José Miguel Varas, Premio Nacional de Literatura"Hay un pensamiento crítico que se desarrolla con fuerza"
Alejandro Lavquén - Revista "Punto Final " : Ganador del Premio Nacional de Literatura 2006, José Miguel Varas Morel es un prolífico escritor que también ha ejercido el periodismo y la crítica literaria. Entre sus libros están: Cahuín (1946), Sucede (1950), Porai (1963), Chacón (1967), Lugares comunes (1968), Historias de risas y lágrimas (1972), Las pantuflas de Stalin (1990), Neruda y el huevo de Damocles (1992), El correo de Bagdad (1994), La novela de Galvarino y Elena (1995), Cuentos completos (2001), Neruda clandestino (2003) y Los sueños del pintor (2005). Sobre su obra y otros temas, Varas conversó con Punto Final.
- Como escritor, ¿cómo ve las condenas al Estado chileno por la Corte Internacional de Derechos Humanos por la censura de un libro y la poca transparencia en la información pública?
“Estoy convencido de que estas decisiones de tribunales internacionales se justifican absolutamente, desde el punto de vista de la situación real que tenemos. Como en el caso de los mapuche y otras minorías, porque desde el poder se habla en contra de la discriminación pero a la hora de la verdad, eso resulta hueco. Me llama la atención, por ejemplo, el episodio de Juana Calfunao, que participó en un incidente agrediendo a un fiscal en un tribunal de la Araucanía. Ningún medio de prensa, que yo sepa, la ha entrevistado para saber cuáles son sus motivaciones. Se la presenta como un energúmeno, una mujer agresiva, violenta e irracional, pero habría que saber qué la impulsó a actuar como lo hizo. He leído en Internet que mientras todo este proceso ocurría, un hijo de ella estaba detenido y había sido sometido a un tratamiento atroz -tortura incluida- y que su casa fue allanada en muchas oportunidades. Ella es una dirigente destacada de una comunidad mapuche, y esta reacción violenta tiene alguna explicación. Ha sido acosada de una manera terrible y ningún medio se ha dado un segundo para pensar: bueno y por qué no le preguntamos qué le pasa, cuál es su versión. Es una norma clásica del periodismo liberal mostrar los dos lados. Y no es sólo la prensa la que calla. Esto refleja una manera de enfrentar el problema desde el oficialismo, desde el gobierno. Para el gobierno ésta es una situación incómoda respecto de la cual no quiere agitar las aguas. Entonces, tienen que venir organismos internacionales para decir ‘No pues, esto no está bien’. No es correcto que se aplique la ley antiterrorista. Es siniestro y hace pensar en los métodos que aplica el gobierno estadounidense en Guantánamo o casos similares. En Chile, que se dice tan democrático, no pueden ocurrir estas cosas”.
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