ESCRIBIR EN UNA PAGINA SOBRE LA LONKO JUANA CALFUNAO Y LA COMUNIDAD PAILLALEF (Autor: Claudio Escobar Cáceres)
Tras haber recibido numerosos gritos demandando solidaridad desde la comunidad Juan Paillalef (Los laureles, IX Región) y luego de haberlos replicado a la red –condicionado por la enorme extensión de los mismos- decidí hablar de lo sucedido a Juana y a su comunidad, en la extensión de una página, y debo decir que es difícil contener tanta maldad en este breve espacio ....
La historia de este despojo no es reciente, así es necesario decir que ya el papá de Juana Calfunao fue asesinado y quemada su morada en sus luchas en torno al diferendo por el trazado caminero que parte el territorio del lof, al punto que en la actualidad expone a no más de 20 metros el comunitario sagrado sitio del REHUE (y la casa de Juana) al ruido incesante –día y noche- de los camiones de alto tonelaje (50 y más toneladas) en su tránsito de mercar la explotación de los desiertos verdes levantados por las forestales en la zona (Forestal Valdivia).
La comunidad enfrenta litigios con la eléctrica FRONTEL S.A. y su apostación ilegal de 20 postes de distribución que usufructan mañosamente la tierra tribal.
El bandidaje de estilo paramilitar, practicado por los latifundistas de la zona en concomitancia abierta con la policía local, asedia con armas y groseras amenazas el predio de Juana y su familia destruyendo a fuego tres veces la ruca (casa). En estos sucesos casi asesinan a fuego a una joven hija de Juana y en el segundo de ellos muere el Lonco –de otro loft aledaño- Basilio Coñoeanao, supuestamente para sembrar arteramente rivalidades entre comunidades.
En la defensa directa de sus derechos territoriales, su hijo Waikilaf (preso en la CAS de Santiago por meses sin conocer cargo alguno), la pareja de Juana Antonio Cadín, su hermana Luisa (que han mantenido engrillada en el hospital pese a las protesta del médico), su madre y la propia Juana han perdido varias veces la libertad. Arrestos sufridos en destructivos allanamientos, en donde carabineros realiza tareas civilizatorias como la de orinar la comida de la familia. Estos procesos van acompañados de vejámenes, golpizas y torturas sistemáticas, como las sufridas por Juana y Waikilaf en los traslados desde los tribunales a sus centros de reclusión. Pero no sólo esto, la madre de Juana y sus hijos(as) de 15, 13, 8 y 3 años, han sufrido apremios de abierta connotación sexual.
El 24 de Mayo del 2000, por defender a su hijo con el que viajaba de la aprehensión sin motivos, es separada de éste y conducida a una comisaría en donde tras la pateadura dada por los carabineros, pierde un(a) hijo(a) que gestaba varios meses.
Estas noticias de odiosidad y racismo del latifundio, del Gobierno concertacionista y del Estado, me han hecho pensar en la confrontación de dos inmensas soledades. Por una parte está la soledad de la comunidad despojada sistemáticamente de sus derechos democráticos, negada en su alteridad que otrora fue y sigue siendo invocada en los discursos oficiales de tolerancia, igualdad y equidad y en el relamido simulacro del buen gobierno para todos y todas. ¿Qué demócratas acompañan esta soledad? .....
La otra soledad es una soledad demasiado sola: es la soledad del Estado y el Gobierno mirándose en el espejo primer mundista, tratando de esconder los “trapos sucios del mestizaje” bajo la despiadada imagen del recto orden que rige a Chile o el paraíso para las inversiones incuestionadas de la sociedad blanca, pura y occidental de los países top.
La soledad Mapuche se deconstruye en el nosotros de la sociedad civil, cuando ésta despierta frente a la vergüenza del etnocentrismo primitivo de la sociedad “mayor” chilena. Yo prefiero compartir y sacudirme de la soledad impuesta al pueblo Mapuche, yo prefiero la indignación ética y la acción directa para cambiar este estúpido y mezquino orden de cosas .... así lo prefiero yo, no sé Uds. ....
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