Sólo ahora explica por qué muchas prostitutas aguantan los abusos de las mafias: "No teníamos papeles. Aquí no éramos nadie y a veces teníamos miedo de lo que podían hacernos a nosotras o a nuestras familias. Si hacíamos lo que decían, nos dejaban en paz". Dice con determinación que "hay momentos duros, pero hay que seguir adelante como sea,
hasta salir del túnel".
Sin duda, ella lo ha hecho y ahora sonríe cuando mira a su hijo. Pero en sus ojos, aún se percibe una tristeza lúcida, quizá porque todavía quedan muchas Radmilas por el mundo.
Sin duda, ella lo ha hecho y ahora sonríe cuando mira a su hijo. Pero en sus ojos, aún se percibe una tristeza lúcida, quizá porque todavía quedan muchas Radmilas por el mundo.
Radmilas, Marías, Lindas…
Ellas, desnudas por fuera y rotas por dentro.
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