El árbol de las almas (Uitraya Ramunon, en Na'vi) es uno de los tres pilares que conectan con la madre tierra a los azules habitantes de Pandora, en el mundo fluorescente de la película "Avatar". Una especie de red eléctrica entre tierra, na'vis y animales los interconecta. Esa "mágica ilusión" podría ser real y estar escondida en el fondo marino terrícola.
"Se podría utilizar el lodo marino como una batería, pero se necesitaría todo un balde de lodo para hacer funcionar un celular", explica a "El Mercurio" Lars Peter Nielsen, de la Universidad de Aarhus, y líder de la investigación que aparece en la edición de hoy de Nature.
Su equipo descubrió en el fondo del mar una red de ondas eléctricas generadas por la conexión entre las bacterias que se encuentran en el fondo y la superficie, algo que ellos llaman "simbiosis eléctrica".
Viaje inalámbrico
En capas de barro recogidas del fondo marino de la bahía danesa del mar de Aarhus, observaron cómo aumentaba y bajaba el oxígeno en el fondo marino cuando se sumaba o restaba, respectivamente, oxígeno en la superficie del mar.
"Sabíamos con certeza que el oxígeno nunca llegaba a bajar tanto como para alcanzar a las bacterias del fondo, que lo necesitan para sus procesos biológicos", cuenta Nielsen. "Fue imposible solventar esa paradoja hasta que surgió la 'salvaje' idea de que el fondo marino podría ser un entretejido de ondas eléctricas inalámbricas generadas de manera natural".
La respuesta de las bacterias del fondo al oxígeno de las de la superficie es causada por un frenético viaje inalámbrico de electrones. Esa conexión eléctrica entre las bacterias tiene un alcance de hasta dos centímetros, distancia 20.000 veces mayor que su propio tamaño.
Susan Bueno, de Ciencias Biológicas de la U. Católica, explica que la comunicación mediada por corrientes eléctricas o traspaso de electrones en bacterias era poco conocida hasta ahora. "Se ha estudiado bastante bien la comunicación en bacterias mediada por sustancias químicas, pero la comunicación mediada por señales eléctricas es un concepto nuevo, que significaría un mecanismo mucho más rápido de interacción".
Tal como los humanos extraemos energía de la comida tras la combustión lograda gracias al oxígeno que respiramos, las bacterias del fondo marino obtienen energía de la oxidación del ácido sulfhídrico. Así, las bacterias de abajo "comen" en nombre de las demás, mientras las de la superficie respiran por ellas en una armónica simbiosis.
Estas bacterias se encuentran ampliamente distribuidas en el medio ambiente, incluido nuestro país, cuenta Susan. Agrega que en el futuro, con ellas se podría mejorar el uso de microorganismos para eliminar contaminantes del medio ambiente y encontrar nuevas formas de combatir bacterias nocivas para el ser humano. "Hemos abierto sólo una puerta a un nuevo aspecto de la naturaleza, y aún estamos buscando herramientas y palabras para encontrar qué hay ahí: ¿ecología eléctrica, biogeoelectricidad o comunidad ecológica bioeléctrica?", hipotetiza Nielsen.
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