El profesor pregunta:
Imagina que eres Atahualpa y debes escribir un discurso de despedida para el Pueblo Inca. ¿Qué le dirías?
Alconda Opaso González, residente de Santa Bárbara, Chile, en ese entonces de 10 años de edad, responde:
Querido Pueblo de Cuzco.
En este momento sólo veo pequeños luceros llenos de lágrimas, los cuales delatan la tristeza que sienten, por lo cual me veo obligado a hablar muy optimistamente si no quiero romper aun más sus corazones e inundar Cuzco de lágrimas.
Bueno, querido Pueblo, sólo les quiero decir que me he bautizado, pero no para dejar mi religión. Con todo el respeto a los españoles aquí presentes, yo nunca dejaré de creer en éste-apuntando al sol- mi único Dios.
Hijos míos: no se preocupen por mí Yo estaré con Mama Quilla, Mama Cocha, Mama Sara y el Dios Inti y le pediré desde allí arriba a
Que eso nunca se les olvide.
Comenta el Blogger:
Entonces uno se pregunta, cómo vino la potencia de esta palabra, desde qué lugares misteriosos se cristalizó .... y uno recurre a la historia de los padres, y al ambiente y a las relaciones tribales que se construyeron desde las familias y el misterio sigue, sobretodo si uno no toma en cuenta la potencia propia, ese regalo inimaginable del universo que preña a todos los niños y las niñas .... increíble la Alconda, me emociona su buena pluma (que supera a la de su papá y a la de su mamá juntos, ja ja ja), y al interior del escrito me emociona sobretodo la subversión de Atahualpa, esa que enseña a no olvidar NUNCA, el amor de la madre tierra y sobretodo: el lugar desde el cual somos originamos!
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