Título Original: Si alguna vez te fueras, aún habría Primavera, la vida continuaría , pero ya sin poesía...
El hilo que la mano de Ariadna dejó en la mano de Teseo (en la otra estaba la espada) para que éste se ahondara en el laberinto y descubriera el centro, el hombre con cabeza de toro o, como quiere Dante, el toro con cabeza de hombre, y le diera muerte y pudiera, ya ejecutada la proeza, destejer las redes de piedra y volver a ella, su amor.
Las cosas ocurrieron así. Teseo no podía saber que del otro lado del laberinto estaba el otro laberinto, el del tiempo, y que en algún lugar prefijado estaba Medea.
El hilo se ha perdido; el laberinto se ha perdido también. Ahora ni siquiera sabemos si nos rodea un laberinto, un secreto cosmos, o un caos azaroso. Nuestro hermoso deber es imaginar que hay un laberinto y un hilo. Nunca daremos con el hilo; acaso lo encontramos y lo perdemos en un acto de fe, en una cadencia, en un sueño, en las palabras que se llaman filosofía o en la mera y sencilla felicidad.
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Saber que un nuevo día empieza a las 12:01 de la noche, que esta ciudad se ha vuelto la ciudad de mi madurez y que se despliega misteriosa frente a mí. Es natural, claro, aceptar las cosas, aceptar otros diez minutos de vida. Ir al trabajo, volver a casa, recordar aquella frase de Orwell que dice que ningún objeto puede ocupar a la vez más de un mismo punto y pensar que todo lo ocurrido sólo es producto de mi imaginación. La cosas a veces son nobuenas, o doblemasnobuenas.
Hay un sentimiento de desamparo en nosotr@s, en el acto de separarse. Pero hay algo en todo esto, algo que sobrevivirá, a pesar de los obstáculos, y se pasará de cuerpo en cuerpo, y pasaremos de un@ en un@ esta certeza. Sí, es verdad que a veces soñábamos con ciudades que se convulsionaban y encontraban su hilo. Sí, es verdad que gritar es el verbo de los héroes, que es nuestro verbo! Sí, es verdad que las mejores historias son aquellas que nos hacen vivir lo que ya intuíamos...
El hilo que la mano de Ariadna dejó en la mano de Teseo (en la otra estaba la espada) para que éste se ahondara en el laberinto y descubriera el centro, el hombre con cabeza de toro o, como quiere Dante, el toro con cabeza de hombre, y le diera muerte y pudiera, ya ejecutada la proeza, destejer las redes de piedra y volver a ella, su amor.
Las cosas ocurrieron así. Teseo no podía saber que del otro lado del laberinto estaba el otro laberinto, el del tiempo, y que en algún lugar prefijado estaba Medea.
El hilo se ha perdido; el laberinto se ha perdido también. Ahora ni siquiera sabemos si nos rodea un laberinto, un secreto cosmos, o un caos azaroso. Nuestro hermoso deber es imaginar que hay un laberinto y un hilo. Nunca daremos con el hilo; acaso lo encontramos y lo perdemos en un acto de fe, en una cadencia, en un sueño, en las palabras que se llaman filosofía o en la mera y sencilla felicidad.
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Saber que un nuevo día empieza a las 12:01 de la noche, que esta ciudad se ha vuelto la ciudad de mi madurez y que se despliega misteriosa frente a mí. Es natural, claro, aceptar las cosas, aceptar otros diez minutos de vida. Ir al trabajo, volver a casa, recordar aquella frase de Orwell que dice que ningún objeto puede ocupar a la vez más de un mismo punto y pensar que todo lo ocurrido sólo es producto de mi imaginación. La cosas a veces son nobuenas, o doblemasnobuenas.
Hay un sentimiento de desamparo en nosotr@s, en el acto de separarse. Pero hay algo en todo esto, algo que sobrevivirá, a pesar de los obstáculos, y se pasará de cuerpo en cuerpo, y pasaremos de un@ en un@ esta certeza. Sí, es verdad que a veces soñábamos con ciudades que se convulsionaban y encontraban su hilo. Sí, es verdad que gritar es el verbo de los héroes, que es nuestro verbo! Sí, es verdad que las mejores historias son aquellas que nos hacen vivir lo que ya intuíamos...
1 comentario:
Hola, escucharte, mas bien leerte es siempre una buena conversa, compa esta historia de laberintos y soledades que finalmente nunca lo son y como dice Galeano "la naturaleza se realiza en movimiento, y tambien nosotros, que somos lo que somos y a la vez lo que hacemos para cambiar lo que somos" o como decia Freire "somos andando" y de eso se trata de andarnos de no quedarnos inmoviles al borde del camino, gracias por acompañar este andar, un abrazo y salud siembre
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