Cruzamos los árboles que yo planté, con Susana, José Seves, el tío Leo y la Cecilia -aunque es mejor decir que José Seves los cantó- y al borde de la cancha pude ver un retazo cortado del kultrúng que pinté en la población "El Esfuerzo", ese viejo dibujo que arrojó más de un "no sé por qué Claudio pone un kultrún, si aquí no vivimos puros Mapuche" y que hoy luce a medias por una pared esquina que hace las veces de una imaginaria hipotenusa en esa población y en aquellas casas, que forman un ajedrez que cambia con el tiempo, en este particular caserío sureño de Las Perdices ...
Luego vino la visita a Don Israel y la señora Berta -que nos prestaban la muralla para los murales-, la visita a la casa de Don Hugo -el mítico dirigente poblacional de gran habilidad para lograr consensos- y una caminata crepuscular -déjá vu- por la población La Higuera, pasando por la casa de la señora Noelia -en donde realizamos el taller de cultura Mapuche- para casi en derrotero obligado visitar el quiosco de Don Amador, hoy cerrado casi inerte, donde pocas conservas, pocos tomates, pocas "faltas", dibujaban una estantería-almacén de barrio ...
Inti me dice estar satisfecho con el paseo, sobretodo ahora que trazamos esgrimas frente a frente de un melón helado y cuando fue notoria víctima del viento y sus árboles, en ese dulce atardecer de la población La Higuera. Detrás quedó la nostalgia de un pan amasado, en esa amasandería que nos minaba en voluntad los domingos por la tarde, aunque no sé si entendió de plantón el motivo más arcano de este patiperreo veraniego, hoy día que es enero en este mes que es miércoles. No sé si a uno le baja un estilo "Pamuk" con la edad, lo digo por este afán de contar historias -así de corrido- como si el notebook fuera preso de un destino ... tecleado compulsivo ... por el dictado del alma ...
1 comentario:
querido Claudio, niño, joven, hombre, cómo has estado presente siempre en nuestras vidas... te lo agradecemos... ver tu figura, tu sonrisa, sentir tu cercanía en tantos lugares de lucha común... y ahora, leerte en esta historia simple y llena de vida con tus hijos, sintiendo de otra forma más tranquila toda tu capacidad de amar "a los otros" y a la tierra, y a los animales...A mi personalmente (soy la Luisa) me ha hecho tanto bien... porque te he seguido paso a paso, a través de las líneas escritas y te vuelvo a encontrar fraterno, amoroso, entregado e interesado siempre y donde sea por los seres humanos que somos tus hermanos y me siento tranquila, porque sé que siempre estarás donde alguien te necesite, hermano, hijo, padre... Gracias, un abrazote grande para tí y para los niños. Luisa y Manuel
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